martes, 27 de mayo de 2014

XOOWMAGAZINE37 P138 #xoowarts JESÚS GAZOL



JESÚS GAZOL

ARTISTA Y ESCULTOR

La materia está caliente, el volumen contiene las emociones, y los sentimientos, textura.

Las manos están llenas de barro en un espacio oscuro, íntimo y con la puerta cerrada, lo único que se escucha son los pensamientos gritones de un interior muy escondido y, ocasionalmente, la radio. Mientras la materia se mantiene caliente, una voz paraliza la gestación de la obra embarrada. La radio retumba la habitación, el viaje comienza. “El pasajero de ojos parpadeantes observa a través de la ventana del autobús la silueta cada vez más grande de un pueblo que se mantiene lejos, pero alcanzable a la vista. Sin poder evitar la llamada del pueblo, el hombre se detiene y se dirige a él. Un viaje no se determina por la ruta previa establecida, sino por la que cada uno se marca al transitar por el lugar nuevo y único que se va descubriendo. El viajante se encuentra con el cementerio al inicio del pueblo y se detiene a observar las lápidas alineadas, todas de color blanco. Se estremece a cada paso que va dando, y no puede evitar leer las fechas de los fallecidos; tres días, dos meses, quince meses, un año, veinte días... el que más, tres años. No puede evitar que sus manos palidezcan y sienta una profunda tristeza. Mientras avanza por el pueblo, se encuentra con un anciano y las palabras salen solas ¿cómo es que en un cementerio todas las lápidas con blancas y sólo hay niños? Es aterrador. El anciano de expresión viva y voz tranquila le responde: Todas las personas enterradas son ancianas. Las fechas corresponden con la vida de cada una de ellas, pero cada tiempo es el periodo de vida en la que cada persona fue feliz.” La belleza se encuentra en la felicidad expresada por cada uno, y ésta puede estar vista en la superficie con una luz clara, pero también en el interior que cubierto de oscuridad, no deja de ser una búsqueda en uno mismo, y en los demás. Jesús Gazol, escultor de origen aragonés, ha realizado una búsqueda más allá de la superficie, de lo fácil y lo mundano. Empapado por la magia del centro de artes de vanguardia La Neomudéjar de Atocha, comenzó a trabajar sobre la muestra que presentaría en el espacio. El concepto con el que ha trabajado es la autopsia del cuerpo visto por uno mismo. Plantea la apertura del cuerpo por unas manos desconocidas, y la pregunta sobre aquel que inspecciona el cuerpo, ¿sería feliz esta persona? Entre las esculturas del artista, nos encontramos un cuerpo suspendido en el centro de la sala, y al frente, el busto de su mujer con los ojos vendados orientado al cuerpo inerte. Es llamada “la viajera” ya que del mismo modo que el pasajero que se detiene del autobús, el viajero es aquel que no ve con los ojos, sino con el corazón. Un viaje pretende la búsqueda de la felicidad, que al fin y al cabo es el inicio de cada vida que transita a nuestro alrededor. La obra del escultor aragonés se compone de varias miradas introspectivas del cuerpo de uno mismo, una coraza que encierra las emociones, la inquietud y la persecución de ser felices con nosotros mismos. Más allá de lo visceral y lo tenebroso, la belleza de la obra es precisamente las miradas que rodean al cuerpo y lo que éste proyecta a su alrededor. Esculpidas por el autor, hay varias personas que también miran el cuerpo suspendido; el limbo, la lujuria, gula, y traición, salen del infierno de Dante y cobran vida en la sala de La Neomudéjar. Nuestros anhelos también cobran vida, sólo hace falta saber cómo se abrían las latas. Soledad, armonía y exploración. Curiosidad sobre el sentido del cuerpo y los infinitos puntos de vista sobre el. Miradas en la propia escultura y en el propio espacio. Intimidad próxima al cuerpo y a las emociones. Inquietud por el propio cuerpo y sobre las miradas ajenas de el sean afectivas o sean provocadas por extraños. Cuando paseas a través de las esculturas y la historia que las rodea, comprendes la materia caliente y el volumen contenedor de emociones y, aunque como espectador no pases más allá de la superficie, Jesús Gazol ha hecho de los sentimientos textura. Donde empieza y donde acaba la sensibilidad de Jesús Gazol solo lo comprende el órgano con el que vemos, nos sostiene y nos da sentido.
Salomé Caballero Naval.