Es cierto que mi obra puede resultar dispar, pero si tuviera que buscar un nexo común entre mis imágenes,
considero como algo representativo, la ausencia del elemento humano, y la búsqueda de lo extraordinario dentro de lo cotidiano. Intento jugar con el concepto de realidad. Recurro a escenografías reconocibles, transformándolas en registros irreales, de paisajes existentes. Es una especie de reelaboración de la idea de realidad,juego con la imagen que el espectador tiene de esos lugares, planteándole un punto de vista alternativo, a veces surrealista. En contraposición, no altero esa realidad, si no que intento plasmar esa imagen utópica que yo he creado e interiorizado previa a la toma y así de alguna manera, lo mostrado queda en un territorio mucho más fantástico e ilusorio. A nivel compositivo, prácticamente todo mi trabajo se basa en un ejercicio de reducción, de jugar con los mínimos elementos posibles, recurriendo a técnicas como la larga exposición, para eliminar toda la información que no aporta o que carece de importancia, ya sean las personas que se encontraban en ese lugar en el momento de la toma, o texturas en el agua que recargan la composición y que de alguna forma dificultan la lectura de la imagen.