SALDREMOS DE ESTA
Soy consciente de lo poco entretenida que es la economía para quienes no son profesionales de la misma, pero también soy consciente de lo importante que es para unos y para otros, o sea para todos. Esta es la razón o el motivo por el que siempre trato de abordar temas de actualidad en estos comentarios bimestrales. El rifirrafe que en estos momentos predomina en la relación gobierno-oposición- ciudadanos esta centrado en responder a la pregunta de cuándo saldremos de la crisis o más bien cuándo se iniciará la deseada recuperación, ya saben, aquello de los brotes verdes, de la luz al final del túnel y demás eufemismos con muy poca gracia. El gobierno afirma que durante el tercer y cuarto trimestre del presente año 2013 ya va a haber crecimiento positivo del PIB, la oposición lo niega y desmiente, para eso esta la oposición, y la ciudadanía, sencillamente, no se lo cree. La han engañado demasiadas veces. La economía no es una ciencia exacta, pero dispone de un conjunto de principios universales en el tiempo y en el espacio que se cumplen siempre. El problema, al igual que ocurre con la medicina, es que los economistas no sabemos con exactitud ni cuando ni como se va producir un determinado fenómeno o acontecimiento, pero si sabemos que ocurrirá en un entorno de tiempo conocido, por esto usamos expresiones vagas y poco concretas como, a largo plazo, en el medio plazo, en un futuro próximo etc. Voy a exponer dos ejemplos que creo que van a ayudar a comprender el objetivo del presente artículo. Empecemos por el más famoso y conocido de todos. La ley de la oferta y demanda. En una economía de libre mercado los precios de un bien o servicio vienen determinados por la conjunción entre la oferta y la demanda de dicho producto. El principio es muy genérico, pero absolutamente fundamental. Este principio, y no ninguna inspiración divina o de cualquier otro tipo, fue el que hizo que muchos economistas, entre los que me incluyo, pronosticáramos el derrumbe del precio de la vivienda en nuestro país. La creencia generalizada y además cierta en aquel momento, era que los precios de la vivienda hasta el día de hoy (en plena euforia), nunca habían sufrido una tendencia general a la baja y que esto iba a seguir siendo así y no había motivos aparentes para un cambio. Esta creencia se sostenía en el hecho de que hasta el momento siempre había habido más demanda que oferta de viviendas, contando con un stock disponible y razonable para la negociación. Todos fuimos testigos del ritmo desenfrenado de la construcción de viviendas en muchas partes del mundo, pero de modo especial en nuestro país. Los que intuimos el colapso pensábamos que este ritmo finalizaría cuando se invirtiese la tendencia, es decir, cuando en el mercado de viviendas la oferta superara a la demanda, momento en el que se derrumbarían los precios. Lo que no sabíamos era cuando sucedería ni la magnitud del derrumbe. Y así ha sucedido, y es tan elemental que da hasta casi vergüenza exponerlo. Esto ocurre con todos los productos; diamantes y caviar incluidos (se trata de productos de oferta controlada o intervenida, precisamente para mantener los precios altos) ni que decir de los ordenadores, el pollo, los huevos, la naranja, telefonía móvil y muchos, muchísimos productos más. Otro principio fundamental de la economía el de los ciclos económicos. Es tan antiguo como el anterior, ya que hace casi cuatro mil años los egipcios ya hablaban de él como consecuencia de la interpretación que hizo José de los sueños del Faraón. Siete años de vacas gordas y siete de vacas flacas. Este principio se ha venido repitiendo siempre en el transcurso de la historia de la humanidad y, no hay nada que haga pensar que no va a seguir sucediendo de este modo. Es el principio de la reversión a la media (reverse to the mean) o al equilibrio universal conocido como La ley de la regresión universal de Galton-Person infinitamente probado. Si el ciclo alcista, en el caso español de la vivienda, ha tenido una duración aproximada de entre 8-10 años con un pico de ciclo mucho más alto de lo normal en 2005/2006, cabría razonablemente esperar que tendríamos una secesión o crisis de amplitud similar de entre 8-10 años con una punta de profundidad similar al pico anterior (es decir muy profunda y de funestas consecuencias) de manera que la suma algebraica de ambas fases del ciclo tienda a cero. Y en esto me fundo para hacer la afirmación que da titulo al presente trabajo “SALDREMOS DE ÉSTA”, así de sencillo. Por lo tanto y, según la teoría de los ciclos, sobre el 2014 el crecimiento del PIB será positivo. Cada vez y con los años desconfío más de los sesudos y complejísimos (por otra parte muy caros) estudios analíticos y econométricos, que están muy bien para defender una tesis doctoral y son necesarios e imprescindibles para avanzar en conocimientos científico-académicos, pero nada más. Por el contrario, me fío más en el sentido común y en la experiencia. Los años que uno ha acumulado sirven para estas cosas.
Roberto Ferrada
Economista