sábado, 20 de julio de 2013

XOOWMAGAZINE32 P192 #xoowopinion GISELA VILAR





UNA HISTORIA DE LA MEMORIA OLVIDADA

A principios del siglo XX, Castellón era una pequeña urbe, en 1936 había censados 40.566 habitantes, según el censo del INE. Estaba compuesta por una población fundamentalmente agrícola, artesana y comercial, la poca industria existente se dedicaba a fabricar tejidos e hilados, alpargatas, azulejos hidráulicos y algunos talleres de carrocería para coches, existía además un importante comercio de mercaderías varias y entre las que destacaba la exportación de naranjas y arroz. En este contexto nació mi abuelo, Ramón Vilar Torres, en al año 1902, en el seno de una familia humilde en la zona sur de la ciudad. Su padre, Ramón Vilar Martí, era albañil de profesión, al igual que su abuelo. Ramón fue el mayor de seis hermanos. Siguiendo la profesión familiar se hizo albañil y se inscribió en el gremio de albañiles en la Asociación de Peones y Albañiles La Progresiva que estaba situado en el Centro Obrero La Unión. Allí conoció a la que sería su segunda esposa, Rosario Aparici Arnal, mi abuela, cuya familia pertenecía a la Agrupación de Alpargateros, ya que poseían un taller de fabricación de alpargatas. Ramón, viudo y con una hija de corta edad y Rosario, soltera, se casaron en el Ayuntamiento de Castellón el día el 1 de julio de 1934 siguiendo una ceremonia civil. Ramón Vilar Torres, convencido de las ventajas que aportaba para los obreros y menestrales la afi liación sindical durante la década de los años treinta recorrió la provincia de Castellón convenciendo a los obreros de estos benefi cios, dando conferencias y mítines en distintos pueblos de la provincia. Dado su esfuerzo y entrega pronto ocupó distintos cargos en la organización sindical, así el 23 de febrero de 1933 fue nombrado presidente local del Centro de Sociedades Obreras La Unión. Fue también Presidente del Sindicato UGT, ramo de albañiles. Posteriormente esta agrupación sindical pasó a formar parte de la CNT, de la que fue Secretario Provincial. Así mismo, fue también Consejero de la Sociedad Femenina La Textil durante un año. Se afi lió al partido Socialista de Castellón en 1932, del cual llegó a ser Presidente Provincial. El día 15 de marzo de 1937 Ramón Vilar fue nombrado Consejero Provincial, como representante de UGT, ocupando el cargo de Consejero Provincial con atribuciones de Sanidad y Asistencia Social, desempeñando así el cargo de Director del Hospital Provincial, Director del Centro de Beneficencia Pablo Iglesias y del Consejo de Asistencia Social. Estos cargos los desempeñó hasta que Castellón fue tomado por tropas militares el 14 de junio de 1938. Fue Vicepresidente segundo del Comité Provincial del Frente Popular de Castellón desde el 20 de septiembre de 1936 como representante de la CNT. Desempeñó el cargo de Vocal y jurado suplente del Tribunal Popular de Castellón y miembro de la Comisión Depuradora de Justicia Local en representación de la Unión General de Trabajadores (UGT). En las actas originales del Consejo Provincial que la Diputación Provincial de Castellón conserva en su archivo histórico, se desprende que Ramón Vilar Torres realizaba tareas de gestión al igual que puede hacerlo un político de hoy en día, ocupándose de la gestión diaria del Hospital Provincial, encargándose del personal sanitario, de los enfermos, de las religiosas, del abastecimiento de medicamentos y provisiones, de las reparaciones de los desperfectos producidos por la guerra buscando recursos, dando cuenta de los gastos y facturas al Consejo, reportando los daños causados por los bombardeos y proponiendo soluciones para los problemas diarios que causa una institución de esta envergadura, con el agravante de la guerra y la escasez. También se ocupaba del centro de Beneficencia Pablo Iglesias, tanto del personal como de los niños internos, preocupándose de su educación y bienestar. El día 18 de marzo de 1938, nació su hijo en la Calle Caballeros de Castellón a quien pusieron de nombre José Ramón, mi padre, mientras él asistía a una comisión permanente del Consejo Provincial, sustitutiva de la anterior Diputación Provincial. Ramón Vilar, permaneció en su puesto de Consejero Provincial hasta unos días antes de la ocupación de Castellón, tal como consta en las actas del Consejo Provincial. La última reunión a la que asistió fue el día 4 de junio de 1938. En algún momento entre el día 4 y el día 14 de junio se trasladó a Valencia y posteriormente fue a buscar a su familia que permanecía evacuada en una masía a las afueras de Bocairent. El 14 de junio de 1938 Castellón fue tomado por las tropas franquistas y con ellas llegó la represión de los vencidos a quienes aplicaron todo el peso de la legalidad franquista que se imponía automáticamente en todos los territorios ocupados, la cual consistía principalmente en la supresión de todas las libertades, la disolución de los partidos, la imposición del estado de guerra desde el momento mismo de la ocupación y la aplicación de la legislación militar, que sustituyó automáticamente el ordenamiento jurídico civil legítimo imperante en el régimen republicano. Consecuencia de lo anterior, los tribunales militares eran los encargados de aplicar ese ordenamiento, quedando sin efecto los tribunales ordinarios. Transcurrido un tiempo después de haber finalizado la guerra, Ramón Vilar y su familia decidieron volver a Castellón, confiando en el bando emitido por el General Franco en el que se decía que nada tenía que temer de la justicia quien no tuviera las manos manchadas de sangre. Él no había ido al frente, sólo había ocupado cargos políticos que le habían sido otorgados de forma legítima, no por la fuerza de las armas sino según la legalidad vigente del momento, no había matado a nadie, ni había practicado robos ni saqueos y además había ayudado a monjas y otras buenas gentes tanto en la Benefi cencia como en el Hospital Provincial de Castellón. Al regresar a Castellón, volvieron a la casa paterna tanto él como su esposa y sus dos hijos. Pocos días después de regresar fue denunciado por el panadero que regentaba el horno de su misma calle. Como en tantos otros casos, un vecino le delató. Ramón Vilar, fue detenido en junio de 1939 y entró en prisión provisional el día 6 de junio, abriéndole el expediente nº 3.081 por auxilio a la rebelión y desempeño de cargos públicos, motivos por los que se le instruyó un consejo de guerra sumarísimo de urgencia de carácter individual, debido a la relevancia de los cargos ocupados. Se le aplicó la justicia militar y fue juzgado por un tribunal militar a pesar de ser una persona civil. Todo el procedimiento fue muy rápido, pasó a prisión preventiva en la cárcel de Castellón el día 9 de junio de 1939. El 13 de diciembre se celebró el consejo de guerra. Su esposa, Rosario Aparici, solicitó la petición de indulto el 15 de diciembre de 1939, sobre el que se emitió un informe desfavorable el día 29 de diciembre. La sentencia fue emitida el 25 de diciembre de 1939. La petición de la ejecución de la sentencia está firmada el día 6 de julio de 1940. En la sentencia se le acusa de pertenecer al partido socialista, de ser una persona destacada en las huelgas de carácter social y de haber recorrido varios pueblos haciendo propaganda revolucionaria y de ser dirigente y conductor de masas, siendo en suma uno de los cabecillas del periodo rojo, aunque valiéndose de su alta graduación revolucionaria realizó algunos favores. Se le acusa también de pertenecer al Tribunal Popular y de intervenir en la vista por la que se condenó a muerte a los falangistas Cernuda y Velasco y al general Del Amo, a pesar de no haber sido él quien firmó las respectivas sentencias. Al amanecer del día 30 de julio de 1940 salió de la prisión en un camión junto con otros presos, este fue su último viaje. La ejecución se realizó a las 5.30 horas junto a la pared del cementerio de Castellón. Esa misma mañana fueron ejecutados otros diez presos más. Todos ellos fueron enterrados juntos en el cementerio civil de Castellón. Aún hoy en día, la sepultura de Ramón Vilar no tiene lápida ni rótulo que la identifi que. Pero la represión no terminó con su muerte, sino que el 27 de marzo de 1941 se le abrió un expediente de Responsabilidades Políticas por el Juzgado de Responsabilidades Políticas de Castellón, el número 7.094, de forma automática por haber sido inculpado en un juicio sumario, ya que había sido condenado al pago de responsabilidad civil sin una limitación de cuantía, de la que hacen responsables su familia, esposa e hijos. Dicho expediente fue sobreseído por carecer de bienes de fortuna tanto el inculpado, ya fallecido, como su familia. Ramón Vilar Torres fue un líder obrero que asumió la identidad de clase obrera y sindicalista, con una orientación política de orden socialista, diferenciada claramente de la corriente republicana existente a principios del siglo XX en Castellón. Consiguió junto con sus compañeros desligarse de los antiguos gremios y crear un sindicato fundamentado en la clase obrera y artesana, consiguiendo reunir todas las asociaciones en el Centro Obrero La Unión, de donde después saldría el sindicato UGT y CNT. Fue un sindicalista y político de la época histórica que le tocó vivir, que asumió los cargos otorgados de acuerdo con la legalidad vigente. A pesar de ser albañil de profesión tuvo una gran vocación de servicio público ocupándose de la gestión diaria del Hospital Provincial y de la casa de Beneficencia durante más de un año. Su muerte supone la ejecución política de una persona pública que ocupaba cargos de responsabilidad pública de acuerdo con la legislación emanada de un gobierno constitucionalmente elegido y legítimamente constituido pero por el contrario, es juzgado por la aplicación de una legalidad militar impuesta por la fuerza de las armas y derivada de un golpe de estado, que además no estaba en vigor en el momento de realizar las acciones por las que se le acusan. El nuevo régimen franquista recurrió a la represión planificada e institucionalizada desde sus orígenes con el fin de imponer un nuevo orden social basado en la opresión, con la única finalidad de impedir cualquier tipo de reorganización política del régimen anterior. Después de la transición y de más de treinta años de democracia, el nombre de la mayoría de políticos republicanos y socialistas que participaron en la vida pública continúa en el anonimato y el olvido para la gran mayoría de personas, sin que nadie les haya hecho un merecido reconocimiento de lo que supuso su aportación al entorno político de la época de la Segunda República. El presente artículo es un reconocimiento a un hombre, a un político de su tiempo olvidado por muchos, incluso por su propia familia. Yo misma, su nieta, descubrí esta historia hace apenas hace dos años.
Gisela Vilar