La Libélula roja macho (mucho más roja que la hembra) es bastante frecuente en las aguas estancadas. La estructura de las alas son las más antiguas que existen en el mundo de los insectos junto con las efímeras, pues las tiene que tener desplegadas o como mucho plegadas sobre el abdomen. Los machos regulan su territorio con gran agresividad sobre el resto de su misma especie, incluso de otras especies de libélulas o insectos voladores. Muchas veces se ven volar dos libélulas juntas, eso es porque el macho después de haberse apareado mantiene a la hembra agarrada para llevarla hasta la orilla de la charca donde la hembra empieza a balancear el abdomen y con cada balanceo deja caer varios huevos al agua o junto a la orilla, mientras tanto el macho, que sigue sujetando a la hembra, no deja de vigilar el entorno para que, en caso de peligro, puedan ponerse a salvo con rapidez. A menudo los huevos invernan en la tierra seca, las ninfas nacen en la primavera siguiente, se atiborran de renacuajos, pequeños peces, etc., y más adelante, conforme llega el calor del final primaveral, salen del agua y se metamorfosean secando su piel externa de donde surgen de su vieja piel, convirtiéndose en libélulas que surcarán volando sobre las riberas de los ríos, las charcas y los arroyos durante todo el verano y parte del otoño.
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