Natural de Granada y graduada por la Universidad de Granada en Geografía e Historia con la especialidad de Arte, la artista Isabel Pérez del Pulgar se erige como uno de los mejores exponentes nacionales del momento con gran repercusión en el extranjero en cuanto a videoarte se refiere. Inculcada en la educación clásica de la pintura, pero abierta y experimentada en todas las ramas artísticas, durante las décadas de los 80 y 90 lleva a cabo toda una labor ingente relacionada con la puesta a punto de propuestas artísticas y transgresoras, tarea que compagina con su trabajo como profesora en pequeños cursos ligados a la gestión pública. También participa en exposiciones colectivas e individuales a pequeña escala, pero no es hasta el 2008 cuando culmina su búsqueda en pos de un lenguaje artístico propio. El causante de esta revelación será la interacción con las nuevas tecnologías, que la permiten experimentar y dar a conocer a una escala internacional. El transcurso y quehacer de su nueva inquietud artística guarda una curiosa moraleja: Ella físicamente está aislada en el campo tras su nueva residencia pero a su vez está en contacto con el mundo a través de las redes. Ha colaborado en variados espectáculos y encuentros de videoarte, exponiendo sus obras tanto de forma pública como privada. Respecto a la temática de la nutrida colección que lleva a cabo, existe siempre un hilo conductor que vertebra la temática de sus obras. Se trata, como bien identifica la propia artista, del reconocimiento existente hacia la identidad del propio individuo, las raíces de sus orígenes culturales y de cómo estas son identificadas por los demás como un prejuicio social. Fruto quizás de sus vivencias en el extranjero, esta temática siempre suele aparecer ligada a la aparición, ya sea real o metafóricamente, de la figura de la mujer. El nexo de estas dos ideas suele quedar representado en sus trabajos como la contemplación de ella misma (se considera la mejor musa de la que puede disponer) como un sujeto externo y ajeno en continua tensión con la calidez y reconocimiento que su persona la genera. Para ello a menudo se vale del uso de una gama cromática oscura, imitando a las pinturas del Siglo de Oro español, donde el fondo permite resaltar la figura aislada. En numerosas ocasiones Isabel Pérez del Pulgar ha defendido que al menos en su propio proceso creativo, la inspiración ha de surgir fruto siempre de las propias peripecias, vivencias y hechos que nos han marcado o afligido. De ahí sus imágenes fraccionadas, como pedazos rotos de un espejo que se superponen en los que el tiempo se nos presentan como algo cambiante y destructor. De ahí la importancia de la cámara fotográfica y el vídeo como herramientas fundamentales que permiten desatar su completa ejecución. Pese a este hermoso collage, bien es cierto que la autora es partidaria de una narración más o menos guiada y comprensible del acto que se está mostrando. Para ello recurre a la idea subconsciente del círculo. Tradicionalmente ligado al significado de la unión de lo material con espiritual, el círculo es sinónimo de ciclos, suma e integridad. El movimiento circular es perfecto, inmutable, sin comienzo ni fin, y por ello lo circular representa la armonía, la similitud de los extremos opuestos o etapas de la vida, algo la artista a menudo recalca. En la actualidad Isabel Pérez del Pulgar tiene un contrato con OB-ART, una prestigiosa compañía de videoarte encargada de distribuir y dar a conocer de forma internacional todas las variantes relacionadas con esta disciplina. Habitual colaboradora con el compositor francés Reyieyens, tiene como productos futuros Opus, una obra concebida como un proyecto abierto a todo tipo de artes pero no del todo definido.
Jaime Martín-Monzú Vázquez.