EL PROTOCOLO DEL SIGLO XXI
El protocolo del siglo XXI está formado por símbolos tanto verbales como no verbales que articulados de una manera determinada, y regulados a través de unas normas propias, confeccionan un determinado código. El intercambio de dichos símbolos a través de unos códigos predeterminados, activa el proceso de comunicación deseado. El término protocolo tal y como se ha entendido históricamente, estaba restringido al uso y aplicación de ciertas normas en actos oficiales del Estado, tanto en sus manifestaciones exteriores con otros Estados, como en su vertiente interna en la expresión de sus actividades propias o en las relaciones con otras Instituciones o Corporaciones que configuran todas ellas la Administración pública.
Hoy en día, el protocolo ha roto las fronteras en las que estaba encorsetado y su concepto tradicional ha calado en otros sectores de la sociedad, como el sector empresarial que han tenido que incorporarlo en sus actos poco a poco, siempre respetando la idea de que su uso está ligado a la ordenación y a la comunicación de imagen de actos de cierta trascendencia. Este protocolo del siglo XXI se centra en la comunicación de un mensaje, que es transmitido de forma sencilla, empleando un lenguaje de gestos y signos específico. El protocolo actual, gestiona el proceso de comunicación que genera la simbología del ceremonial que lo rodea. La gestión del impacto comunicativo que proyectan los actos públicos requiere un diseño profesional de su proyecto, una cuidada planificación y una detallada organización, ya sea en el ámbito institucional, empresarial, asociativo o cultural. El protocolo actualmente es una herramienta que proporciona al Estado y a la empresa un alto valor añadido y aporta una componente humana a la imagen y a la identidad corporativa. Así el protocolo empresarial, se ha convertido en una herramienta imprescindible en las empresas punteras de hoy en día, siendo un instrumento de comunicación corporativa imprescindible para crear una determinada imagen del órgano emisor, ya que en todos los actos, recepciones o asambleas de accionistas esa herramienta es imprescindible para poder transmitir una imagen determinada que al final, junto con otros elementos, llegará a crear un concepto u opinión de nuestra empresa con el último fin de lograr la confianza y credibilidad de nuestros públicos. Así pues, el protocolo se ha convertido en una herramienta de comunicación que una entidad utiliza para posicionarse en su entorno. Los beneficios de un acto bien organizado son inmediatos ya que su valor comunicativo es excepcional para favorecer la posición de la entidad organizadora en el contexto exterior. Logra, sin duda, un efecto de persuasión a través de la seducción de la ordenación de símbolos y queda integrado dentro del marco actual de la comunicación global, como un instrumento más de los que se utilizan para la proyección de la imagen pública de instituciones u organizaciones. En la actualidad proliferan un gran número de eventos organizados por las empresas que son utilizados como elemento diferenciador dentro de unos mercados y en sectores ya de por si muy competitivos y saturados de información publicitaria. La organización de eventos promocionales es, por tanto, una herramienta de comunicación persuasiva que utilizan las organizaciones para llegar a sus públicos objetivos. En la organización de cada evento estamos enviando mensajes persuasivos con el objetivo fi nal de convencer a nuestros públicos objetivos, por lo que es recomendable la consulta de personal especializado y con formación específi ca en la materia que ayudará a que todo acto o evento sea un éxito y asimismo nos ayudará a posicionar nuestra marca o nuestra empresa en primera línea con el fin de diferenciarla de la competencia y para que consigamos nuestro posicionamiento en nuestro lugar óptimo.
Hoy en día, el protocolo ha roto las fronteras en las que estaba encorsetado y su concepto tradicional ha calado en otros sectores de la sociedad, como el sector empresarial que han tenido que incorporarlo en sus actos poco a poco, siempre respetando la idea de que su uso está ligado a la ordenación y a la comunicación de imagen de actos de cierta trascendencia. Este protocolo del siglo XXI se centra en la comunicación de un mensaje, que es transmitido de forma sencilla, empleando un lenguaje de gestos y signos específico. El protocolo actual, gestiona el proceso de comunicación que genera la simbología del ceremonial que lo rodea. La gestión del impacto comunicativo que proyectan los actos públicos requiere un diseño profesional de su proyecto, una cuidada planificación y una detallada organización, ya sea en el ámbito institucional, empresarial, asociativo o cultural. El protocolo actualmente es una herramienta que proporciona al Estado y a la empresa un alto valor añadido y aporta una componente humana a la imagen y a la identidad corporativa. Así el protocolo empresarial, se ha convertido en una herramienta imprescindible en las empresas punteras de hoy en día, siendo un instrumento de comunicación corporativa imprescindible para crear una determinada imagen del órgano emisor, ya que en todos los actos, recepciones o asambleas de accionistas esa herramienta es imprescindible para poder transmitir una imagen determinada que al final, junto con otros elementos, llegará a crear un concepto u opinión de nuestra empresa con el último fin de lograr la confianza y credibilidad de nuestros públicos. Así pues, el protocolo se ha convertido en una herramienta de comunicación que una entidad utiliza para posicionarse en su entorno. Los beneficios de un acto bien organizado son inmediatos ya que su valor comunicativo es excepcional para favorecer la posición de la entidad organizadora en el contexto exterior. Logra, sin duda, un efecto de persuasión a través de la seducción de la ordenación de símbolos y queda integrado dentro del marco actual de la comunicación global, como un instrumento más de los que se utilizan para la proyección de la imagen pública de instituciones u organizaciones. En la actualidad proliferan un gran número de eventos organizados por las empresas que son utilizados como elemento diferenciador dentro de unos mercados y en sectores ya de por si muy competitivos y saturados de información publicitaria. La organización de eventos promocionales es, por tanto, una herramienta de comunicación persuasiva que utilizan las organizaciones para llegar a sus públicos objetivos. En la organización de cada evento estamos enviando mensajes persuasivos con el objetivo fi nal de convencer a nuestros públicos objetivos, por lo que es recomendable la consulta de personal especializado y con formación específi ca en la materia que ayudará a que todo acto o evento sea un éxito y asimismo nos ayudará a posicionar nuestra marca o nuestra empresa en primera línea con el fin de diferenciarla de la competencia y para que consigamos nuestro posicionamiento en nuestro lugar óptimo.
Gisela Vilar
Licenciada en Derecho
Especialista en Protocolo
giselavilar.blogspot.com.es
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