INICIACIÓN
Carlos Mate & Elena
Urucatu. Imagina un escenario que plantea la ficción como punto de partida y
que posteriormente haga verificar que se ha filtrado en la realidad, o ha
creado las condiciones para su realización. Si pudiésemos imaginar ese proceso
solo podría ser entendido a través de una vía sensitiva, partiremos entonces de
un mundo interior. Los mundos interiores son un tipo de realidad inventada, que
es a la vez muy maleable, muy flexible, como un sueño, pero también tiene elementos
comunes compartidos por otras personas, mejor dicho, por los mundos interiores
de otras personas. Eso es lo que los hace tan especiales. Por lo tanto, si
tuviéramos la capacidad de crear rápidamente lo que existe en un mundo
interior, un universo particular, y ponerlo en manos de otra persona,
tendríamos así el potencial para una nueva forma de comunicación. Esto
significa que en lugar de símbolos o el lenguaje que se refieren a cosas o
evocan cosas, tendríamos realmente que hacer las cosas. En lugar de utilizar la
palabra trauma, o fantasma, deberíamos hacer uno, o presentar uno que te ha
acompañado siempre. Esta nueva forma de realidad, de comunicación que tiene
algunas de las cualidades de un sueño, seria un locus en el que una nueva
realidad puede emerger: lo imaginario se filtra en lo real, lo fantástico,
moviéndose a través de muchos lugares y por muchas asociaciones. Pero, al mismo
tiempo tendría elementos de conversación, con varias personas que contribuyen,
una calidad de ida y vuelta y una continuidad de colaboración. Y, obviamente, seria
bajo el control humano, lo que implicara la pérdida de control, como un sueño
que siguiese el guión de algo así como una conversación.
Iniciación es una
instalación. Forma parte de un proyecto más amplio todavía en proceso,
Melancolía. De él toma prestado algunas piezas y ese mismo sentimiento que
llena toda la obra. Es un escenario que debe pasar a través de una acción, de
una ceremonia de iniciación, que no es sino una ceremonia de derrumbe y ruina.
Es un escenario que se cede a otro artista, perdiendo así todo control de la
obra. Y ésta pasa a ser solo una partitura que se deja en manos de otra persona
para destruirla según la interpreta. El resultado será pues, otra obra
distinta, un resto de dos acciones anteriores, una ruina. En los sistemas
animistas, la finalidad de la iniciación es aprender a controlarse a si mismo y
hacer surgir «otra» personalidad. La aptitud del futuro chaman, hechicero,
curandero o adivino para comunicarse con los espíritus y viajar entre dos mundos
dependerá de dicha iniciación. Para dominar el caos cósmico primero deberá
controlar su caos interior; pero que pasa si en el fondo sabe que nunca podrá dominarlo
porque en el fondo no esta seguro de desearlo? Jack Sparrow tenia una brújula
mágica que marcaba donde se encontraba el mayor de sus deseos, pero era
totalmente inútil porque no albergaba ningún deseo realmente profundo al que
dirigirse. No sé muy bien por que creo que ese sentimiento melancólico es de
alguna manera adecuado. Las herramientas son adecuadas cuando tienes que
encontrar una solución a un problema. El melancólico es una persona peculiar
que tiene un objeto de deseo o meta, pero perdió el deseo mismo. Es decir, se
pierde lo que hace el deseo del objeto deseado: el objeto-causa-de-su-deseo,
que no es lo mismo que el objeto deseado. Realiza en parte un esfuerzo que el
mismo condena al fracaso. Por eso esta instalación, y cada una de las
herramientas o artefactos que se utilizan en ella, llevan programada la ruina y
el fracaso en su ADN. Entienden la ruina y la decadencia como algo deseable, lo
buscan. Parten del colapso o derrumbe en un momento puntual de la vida del
individuo para tratarlo como una escultura precaria de lo que esta por
desaparecer, una coreografía de lo frágil y la destrucción: celebran la ruina
como elemento estético, como objetivo, como estado ideal.