SIBI MONTES PAREJO
Cuando Ramón me ofreció
colaborar en la revista y escribir sobre lo que quisiera o quien quisiera, con
esa confianza y libertad que sabe darte en tan poco tiempo, además de una gran
ilusión por empezar esta aventura y unirme a este equipo que me llama tanto la
atención, se me pasaron por la cabeza mil temas de los que hablar… Siempre me
ha gustado leer y escribir, ya que creo que las dos cosas están muy ligadas. La
verdad que siempre me he expresado mejor escribiendo. A veces hasta me escribo
a mí misma para aclarar mis ideas. Pero lo cierto es que no soy periodista, ni
escritora ni nada parecido, pero por alguna razón Ramón ha querido contar
conmigo, así que como bien le dije voy a compartir aquí mis pensamientos y
reflexiones, como si una vez más fuera para mí misma, como si fuera un blog
pero con la suerte de poder publicarlo aquí. Y es que, en mi opinión, la
naturalidad se hace querer. Y es de eso precisamente de lo que quiero hablar
hoy… Ya me presenté en la edición anterior pero para aquellos que no lo
leyeron, lo resumo en que soy Sevillana, tengo 21 años, estudio psicología y
estoy empezando a llevar a cabo un nuevo proyecto, junto a mi hermana, de
diseño de vestidos de novia. Pero de todo eso ya hablaré en otro momento. Creo que
para conocer realmente a una persona y saber lo que la define, es importante
conocer el lugar donde vive y el estilo de vida que comparte con su familia. En
definitiva, su entorno y situación: “Si quieres juzgarme te presto mis
zapatos”. Como buena Sevillana que soy voy a hablar de Sevilla. No es que yo
sea muy “cerradita” como algunos piensan que somos los sevillanos. Los hay, por
supuesto que los hay, pero yo no me considero así. He vivido un tiempo fuera,
he visitado muchos lugares que me han encantado y sé admitir todo lo bueno de
cada sitio, pero también admito que ¡aquí se vive muy bien!
Al decir que iba a
hablar de la naturalidad, tampoco quise decir que en Sevilla somos todos muy
naturales, porque tampoco es así, aquí hay el mismo “postureo” que en todas
partes, ¡incluso más! Pero también hay gente muy, pero que muy peculiar… Yo de
cara a mi entorno me considero muy natural, aunque a veces pueda aparentar lo
contrario. Y es que las apariencias engañan… y no ha sido ni una vez ni dos las
que me han dicho lo diferente que soy cuando alguien me conoce de verdad, no sé
si eso será bueno o malo. Pero es así. Parece que cuando decimos que aquí se
vive muy bien todo el mundo se imagina que nuestro día a día es tomar el sol,
dormir la siesta, beber cervecitas y dar paseos… ¡pues mira no!. Yo, justo
ahora no paro de estudiar y de trabajar y más desde que hemos empezado el nuevo
proyecto, que es una cosa detrás de otra, que a veces pienso… ¿Quién me manda a
mi meterme en ná…? No hombre, es broma, estoy encantada. Pero eso no quita que
me lo tome todo con mucha filosofía. A ver, vuelvo a repetir que aquí hay de
todo pero aunque yo este hablando de mí, si es cierto que en el sur predomina
un cierto carácter que hace que te tomes las cosas de otra manera, no digo ni
mejor ni peor, digo diferente. Y es lo que voy a intentar plasmaros cada vez
que escriba. Tenemos la ventaja de que aquí hace muy buen tiempo casi todo el
año, mucho calor y mucho frío pero el 90% de los días hace sol. Sino llueve a
mares, no hay término medio, pero cuando llueve hasta te apetece, se agradece y
lo disfrutas. Menos cuando se pone pesaita la lluvia claro… Pero es que “nunca
llueve a gusto de todos”… Bueno nos centramos en la mayoría de sol. Para mi el
sol es importantísimo, imprescindible, creo que no todo el mundo se da cuenta
de la gran suerte que tenemos de tenerlo y las maravillas que hace. Da energía,
da vitalidad, da buen humor y da felicidad y encima ¡¡es gratis!!! Señores, lo
queramos o no, en estos tiempos que corren si es gratis o no, nos importa. Es
una pena, pero es así. Pues eso, el sol, primera cosa que creo que
aprovechamos. De ahí que estemos “todo el día” en la calle. Tranquilamente,
porque cuando hace calor también nos atontamos, pero en la calle. Que si
cervecita y tapita por aquí, que si coca cola antes de comer en una terracita
por allá. Pues sí, hay que reconocerlo, pero luego hacemos todo con más ganas
porque esa media horita sirve de mucho. Es como cuando duermes esa siesta de 20
minutos, que no son nada pero es como si hubieras dormido 8 horas de nuevo ¿no?
Pues igual. Además del sol, tenemos el campo y la playa a solo una hora, que te
agobias de tanto coche, ajetreo y prisas pues nada, el sábado te cojes tu coche
y te plantas allí y a desconectar, y el lunes ya vuelves de otra manera. Otra
ventaja que tenemos es que dentro de ser una gran ciudad puedes ir andando
prácticamente a todos lados, y sino en bicicleta, quieras o no, te aireas, te
despejas, y haces ejercicio. ¿Resultado?: mejor humor “mente sana in corpore sano”.
No es que hagamos o dejemos de hacer las cosas que tenemos que hacer, sino que
las hacemos de otra manera. Y no es que todo el mundo lo haga igual, aquí
también vive gente estresada, amargada o que no anda ni a la esquina, pero
bueno para todos aquellos sevillanos que no aprovechan Sevilla y para todos los
demás, vivan donde vivan, les animo a que piensen que hay tiempo para todo y
que el agobio nunca resolvió ningún problema. Que se tomen la vida de otra
manera y con naturalidad, porque el sol, sea un día o sean 300 al año está ahí,
para todos, ¡¡¡aprovechadlo!!! Aprovechad todo lo que nos regala la naturaleza
porque es impresionante, y nunca le daremos el verdadero valor que tiene y la
realidad es que nos puede ayudar a vivir de otra manera. Porque somos un ser
más de la naturaleza que al socializarnos estamos destruyendo lo más bonito que
teníamos. LO NATURAL.
Sibi Montes
Parejo