martes, 21 de enero de 2014

XOOWMAGAZINE35 P157 #xoownature TORTUGA DE TIERRA MEDITERRÁNEA




Es un reptil herbívoro y diurno que generalmente puede alcanzar edades como las del humano, se distribuyen desde la Península Ibérica, al oeste, hasta el límite sur del mar Negro. Es una tortuga distribuida íntegramente en europea. La decadencia de su entorno y su gran popularidad como animales de compañía, han diezmado de manera significativa las poblaciones salvajes y se ha hecho necesaria la protección para asegurar el futuro de la especie a largo plazo. Habita únicamente por el sur de Europa. La región en que viven las tortugas mediterráneas se extiende desde España hasta Rumanía, incluyendo las grandes islas del mar Mediterráneo. Habitan en diferentes zonas de España (Cataluña, islas Baleares, Comunidad Valenciana), Francia, Italia, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Serbia, Montenegro, Macedonia, Bulgaria, Rumanía y Grecia. En la población del sureste de la Península Ibérica, el tamaño corporal medio de los adultos suele ser de unos 113mm para los machos y 134mm para las hembras, no superando los 170mm. La coloración de la base de la espalda es de un amarillo anaranjado con difusas manchas negras; entre otras características son la pigmentación amarilla de las escamas bajo los ojos, que está ausente en los ejemplares adultos, y un dibujo característico bajo el escudo supracaudal (caparazón) en forma de agujero de la cerradura. Toda la piel en general es amarillenta. Las patas están cubiertas de pequeñas escamas, aunque las delanteras presentan en su parte anterior de tres a seis filas de grandes escamas puntiagudas y superpuestas. Un tubérculo córneo, a veces de aspecto aplanado por el desgaste, en la parte trasera de los muslos es lo más característico de esta especie. Posee cinco uñas en las patas delanteras y cuatro en las traseras. La cola no presenta una uña terminal como en otras variedades de tortugas. La cabeza es de color amarillento, con manchas negras o completamente negra, y se encuentra cubierta por pequeñas e irregulares escamas, entre las que destacan la frontal por su mayor anchura (a veces dividida) y la pre-frontal. Las mandíbulas, con un recubrimiento córneo, conforman una boca en forma de pico y sin dientes. Las hembras alcanzan en general mayor tamaño corporal que los machos, pues la edad de madurez es más tardía y presentan por tanto mayor periodo de crecimiento juvenil. Los machos adultos se diferencian fácilmente de las hembras por la forma de las escamas anales, que tienen menor longitud que en las hembras, y frecuentemente presentan un aspecto desgastado en el borde más próximo a la cola. En las hembras, estas escamas son más alargadas y puntiagudas, llegando casi a tocar el espaldar. Los huevos son de color blanco y de forma aproximadamente esférica. Su diámetro medio mayor es de 33,7mm y el perpendicular a éste de 28,3mm. El peso medio del huevo es de 14g. Las crías nacen con un tamaño medio de 34,14mm y un peso medio de 10,8 g. Tras la eclosión se aprecia un surco transversal arrugado en la zona media del peto, que recuerda la posición doblada que es la que el animal ha tenido durante su crecimiento en el interior del huevo. Tras diversos estudio ha quedado claro éstas tortugas dispersas por Europa son genéticamente homogéneas y descienden de un reducido número de ejemplares que sobrevivieron a un cuello de botella poblacional de la subespecie, probablemente sucedido durante los cambios climáticos del fin del Pleistoceno. Esta especie cuenta con un abundante y extendido registro fósil en España. Tienen una vista excelente: saben distinguir formas y colores e incluso pueden reconocer personas. Tienen un sentido de la orientación muy preciso; si se las mueve unos centenares de metros del territorio al cual pertenecen vuelven en poco tiempo. Son muy sensibles a las vibraciones de la tierra aunque no tengan un oído desarrollado. En cambio, el olfato está bien desarrollado y juega un papel importante en la búsqueda de alimentos y de parejas sexuales. Son animales que se exponen al sol durante las primeras horas del día a fin de calentar su cuerpo y acelerar las funciones metabólicas. La exposición a la luz solar les permite absorber los rayos ultravioletas necesarios por la síntesis de la vitamina D. El incremento de temperatura corporal es necesario para activar los enzimas implicados en la digestión. A temperaturas atmosféricas superiores a 27 °C, las tortugas se muestran apáticas y excavan pequeños agujeros cubiertos por vegetación baja o se esconden en pequeñas grietas con el objeto de refrescarse. Cuando vuelven a bajar las temperaturas, regresan a la actividad. En otoño, con la bajada de las temperaturas, los reptiles dejan de alimentarse durante hasta veinte días por poder vaciar completamente el intestino de restos de comida. Se van volviendo más apáticas y, en noviembre o diciembre, según la latitud, empiezan a enterrarse o refugiarse en lugares protegidos y caen en un estado de hibernación. La temperatura ideal por la hibernación es de 5 °C. Temperaturas inferiores a 2 °C provocan daños cerebrales o la muerte, mientras que si son superiores a 10 °C traen la tortuga a un estado de subhibernación, peligroso puesto que el animal consume más rápidamente las reservas de grasa que le deben durar todo el invierno. En estado natural, las tortugas se entierran a una profundidad entre la superficie del suelo y veinte centímetros.
Javier Sánchez-Rubio Llamas