INFORMACIÓN (DATOS) Y CONOCIMIENTO
En mi colaboración de este mes con la revista he elegido un tema complejo y no fácil de abordar en una publicación de estas características que pretende ser rigurosa en la información e informativamente accesible a un público culto, interesado en los asuntos de actualidad, pero no especialista en estos temas. Y lo hago porque se trata de una cuestión incómoda para los medios de información generalistas (prensa diaria en general, radios y televisiones comerciales y demás medios similares) que es de donde habitualmente bebe, informativamente hablando, la inmensa mayoría de la población. Vivimos en un régimen democrático y lo que cuenta a la hora de las decisiones es la cantidad de los votos sin otras consideraciones cualitativas. Por esta razón los gestores sociales, políticos, sindicalistas, grandes empresarios, algunos o bastantes informadores y otros elementos de la misma ganadería prefieren que la gente, el publico en general, tenga la mayor información posible (la que conviene a los intereses espurios de estos elementos) y el menor conocimiento posible. La información es manejable y manipulable, el conocimiento serio y profundo no.
INFORMACIÓN (DATOS). Vivimos inmersos en la sociedad de la información. Jamás anteriormente el ser humano había recibido tanta información como en nuestros días. No es previsible que en el futuro próximo o lejano reciba mucha más, no porque ello no sea posible, que sin duda lo será, sino por una cuestión de límites de capacidad en su asimilación. Podemos definir la información en un sentido muy general y sin ambiciones de erudición, como un conjunto de datos procesados por el responsable informador que acaban constituyendo un mensaje que cambia el estado de conocimiento superficial del sujeto. Sin más. Los datos constituyen el fundamento y antecedente necesario de la información, pero no contienen ninguna información “per se”, no son capaces de comunicar un significado. La importancia de los datos está en la capacidad de asociarse dentro de un contexto y ser procesados para convertirse en información. En definitiva, son meras representaciones (numéricas, estadísticas, de valores, etc.) CONOCIMIENTO. También vivimos inmersos en la sociedad del conocimiento. El conocimiento va más allá de la información. Está formado por la información adquirida por el ser humano a través de la educación, la experiencia y la comprensión de un asunto u objeto de la realidad. No solo de los datos referidos al mismo. El conocimiento y no la información “sola” permite tomar decisiones racionales y actuar en consecuencia. La información abundante y excesiva, aun suponiéndola cierta (algo cuestionable), está dañando seriamente al conocimiento. Conocemos una cosa cuando la entendemos y podemos interpretarla y no solo cuando tenemos únicamente información de ella. NUESTRA REALIDAD. Como he mencionado vivimos un momento histórico en el que la información nos abruma y sin duda alguna nos excede y hasta nos agobia. Están muy de moda en nuestro país las tertulias audiovisuales generalistas de marcado carácter socio-político-económico donde escuchamos informaciones y opiniones de todo tipo. En mi opinión la inmensa mayoría de los tertulianos participantes son gente cargada de datos y con una información de la realidad en muchos casos sobresaliente, pero también con niveles de conocimiento de lo que están exponiendo y discutiendo muy bajo y en algunos casos (demasiados) nulo. Pero estamos ante verdaderos profesionales de la comunicación y de la información y lo que dicen lo dicen muy bien, aunque no sepan ni entiendan lo que dicen en la mayoría de los casos. Cuando hablan de asuntos relacionados con la justicia (lamentablemente frecuentes en estos días) lo hacen como auténticos profesionales del derecho, parece que lo saben todo. Si se trata de asuntos económicos tres cuartos de lo mismo, al igual que de asuntos sindicales, constitucionales, internacionales, de conflictos bélicos, sanitarios, de seguridad, educación y así un largo etcétera, y siempre son los mismos tertulianos o casi. Pero ¿Cómo puede saber tanto esta gente? Simplemente no saben, solo están informados. En si mismo esta situación no tendría mayor importancia si se limitaran a hablar como meros informadores que es lo que son. Lo preocupante es que por las formas y el tono empleados, se puede deducir de sus opiniones y comentarios conocimiento, y esto, salvo algunas excepciones, que afortunadamente las hay, es falso. Cuanto acabo de decir es extensible a la práctica totalidad de la información que nos llega a través de los medios de papel, audiovisuales, Internet, mítines y soflamas políticas y sindicalistas etc. No es necesario, ni posible, comentar cada uno de ellos por separado. Se entiende sobradamente. Esta, en mi opinión, incuestionable realidad, hace que el ciudadano de a pie, del común, tenga mucha más información que conocimiento. Sin duda alguna nuestra democracia sería mucho mejor y más perfecta si los individuos votaran con fundamentos de conocimiento y no solo de información. El conocimiento evitaría todo tipo de servidumbres y fanatismos. Algo que la información sola no lo conseguirá jamás.
INFORMACIÓN (DATOS). Vivimos inmersos en la sociedad de la información. Jamás anteriormente el ser humano había recibido tanta información como en nuestros días. No es previsible que en el futuro próximo o lejano reciba mucha más, no porque ello no sea posible, que sin duda lo será, sino por una cuestión de límites de capacidad en su asimilación. Podemos definir la información en un sentido muy general y sin ambiciones de erudición, como un conjunto de datos procesados por el responsable informador que acaban constituyendo un mensaje que cambia el estado de conocimiento superficial del sujeto. Sin más. Los datos constituyen el fundamento y antecedente necesario de la información, pero no contienen ninguna información “per se”, no son capaces de comunicar un significado. La importancia de los datos está en la capacidad de asociarse dentro de un contexto y ser procesados para convertirse en información. En definitiva, son meras representaciones (numéricas, estadísticas, de valores, etc.) CONOCIMIENTO. También vivimos inmersos en la sociedad del conocimiento. El conocimiento va más allá de la información. Está formado por la información adquirida por el ser humano a través de la educación, la experiencia y la comprensión de un asunto u objeto de la realidad. No solo de los datos referidos al mismo. El conocimiento y no la información “sola” permite tomar decisiones racionales y actuar en consecuencia. La información abundante y excesiva, aun suponiéndola cierta (algo cuestionable), está dañando seriamente al conocimiento. Conocemos una cosa cuando la entendemos y podemos interpretarla y no solo cuando tenemos únicamente información de ella. NUESTRA REALIDAD. Como he mencionado vivimos un momento histórico en el que la información nos abruma y sin duda alguna nos excede y hasta nos agobia. Están muy de moda en nuestro país las tertulias audiovisuales generalistas de marcado carácter socio-político-económico donde escuchamos informaciones y opiniones de todo tipo. En mi opinión la inmensa mayoría de los tertulianos participantes son gente cargada de datos y con una información de la realidad en muchos casos sobresaliente, pero también con niveles de conocimiento de lo que están exponiendo y discutiendo muy bajo y en algunos casos (demasiados) nulo. Pero estamos ante verdaderos profesionales de la comunicación y de la información y lo que dicen lo dicen muy bien, aunque no sepan ni entiendan lo que dicen en la mayoría de los casos. Cuando hablan de asuntos relacionados con la justicia (lamentablemente frecuentes en estos días) lo hacen como auténticos profesionales del derecho, parece que lo saben todo. Si se trata de asuntos económicos tres cuartos de lo mismo, al igual que de asuntos sindicales, constitucionales, internacionales, de conflictos bélicos, sanitarios, de seguridad, educación y así un largo etcétera, y siempre son los mismos tertulianos o casi. Pero ¿Cómo puede saber tanto esta gente? Simplemente no saben, solo están informados. En si mismo esta situación no tendría mayor importancia si se limitaran a hablar como meros informadores que es lo que son. Lo preocupante es que por las formas y el tono empleados, se puede deducir de sus opiniones y comentarios conocimiento, y esto, salvo algunas excepciones, que afortunadamente las hay, es falso. Cuanto acabo de decir es extensible a la práctica totalidad de la información que nos llega a través de los medios de papel, audiovisuales, Internet, mítines y soflamas políticas y sindicalistas etc. No es necesario, ni posible, comentar cada uno de ellos por separado. Se entiende sobradamente. Esta, en mi opinión, incuestionable realidad, hace que el ciudadano de a pie, del común, tenga mucha más información que conocimiento. Sin duda alguna nuestra democracia sería mucho mejor y más perfecta si los individuos votaran con fundamentos de conocimiento y no solo de información. El conocimiento evitaría todo tipo de servidumbres y fanatismos. Algo que la información sola no lo conseguirá jamás.
Roberto Ferrada
Economista
Economista