Amanece en Madrid, un grupo de chicos avanza hacia la zona de Azca con sus camisetas negras y el logo de su colectivo. En sus bolsillos y capuchas llevan palabras como Salto de gato, reverso, pasa-valla, plancha, cambio de sentido y con ellas juegan al tiempo que entrenan y hacen de la ciudad su campus de entrenamiento. Su apariencia viaja por lo más diverso de la cultura urbana, pero no es una estética lo que los une ni defi ne. Han sido portada de prensa y su movimiento y valores han ido ganando fuerza en un panorama donde la juventud no suele ser foco de atención y escucha. Todos ellos llevan tras de sí una trayectoria de al menos 6 años de entrenamiento en las calles en una disciplina denominada Parkour y que pone en valor la adaptación al medio y una filosofía no competitiva de superación personal de los propios límites. Esto posiciona al movimiento como un referente para generaciones muy jóvenes que abarcan desde los 9 a los 13 años como punto de partida y que se prolonga hasta los 25, 30 habitualmente. El movimiento denominado Arte del Desplazamiento ya muy asentado en otros países como Dinamarca, Francia, Alemania, etc., busca su lugar entre la indiferencia de las instituciones y el entusiasmo de la prensa y las marcas por la actividad que realizan. Esta juventud que no se identifica con los NINI. Todos ellos estudian o trabajan, y llevan a rajatabla una vida y actitud sana. El grupo es de lo más variopinto en gustos, actitudes y dedicación pero hay algo que les une por encima de las diferencias, su código de valores (algo que recalcan mucho cuando se les deja hablar), su entusiasmo por el ejercicio y sus reclamaciones a favor de un deporte que aun no ha alcanzado el estatus de oficial. “Necesitamos espacios donde plantear una formación previa antes de salir a las calles” dice Santiago. “Sería además una buena forma de consolidar un deporte de adaptación al medio y crear una perspectiva laboral a largo plazo como entrenadores” comenta Ludwig. En el Parkour como en cualquier disciplina deportiva hay un training previo, este deporte se basa en la técnica que genera esas imágenes tan impresionantes que proporciona el Parkour, la disciplina (necesaria para ejecutar saltos, equilibrios, giros) y como componentes fundamentales promueve la autosuperación y exige constancia de quien lo practica. El Parkour, nos comenta Pablo Valera, es un estilo de vida, la mayoría de nosotros estamos volcados con nuestros estudios, (cursa estudios de Audiovisuales), trabajos, carreras, pero siempre encontramos un hueco para entrenar y juntarnos. “Ponemos en valor al grupo, pues es quien te apoya y hace crecer, quien te aconseja y acompaña a la hora de realizar determinados movimientos” dice Alberto Gómez que por otro lado entrena en una escuela de alto rendimiento físico. Para mí la diferencia fundamental es la libertad, en la escuela de alto rendimiento te obligan a hacer esto o aquello, pero el Parkour eres tú, y sólo tú quien decide sin presión si realizas este salto o no. Según Pueyo, el Parkour mezcla el instinto con la técnica. Y es que hay algo del niño y el instinto de riesgo en este deporte. Como dice Miguel, los niños investigan, es algo innato en ellos, de hecho luego es la educación la que te dice no te subas ahí, no saltes por allá, no hagas esto que te vas a caer.... Pero la seguridad es algo que siempre tienen en cuenta en el Parkour, algunos saltadores se inspiran en los movimientos que observan en algunos animales, esto se debe a que el entrenamiento utiliza el llamado método natural, un entrenamiento de origen militar, pero en este caso aplicado a las áreas urbanas nos comenta Ludwig. Para ello “La confianza es fundamental y eso sólo se logra desde una conciencia de grupo” aclara Miguel. Y es que el grupo asesora y apoya el esfuerzo, pero pone en valor un individualismo que no compite y que en cambio sí es solidario. La prensa se ha hecho eco de su movimiento pero no siempre ha sido acertada en la manera de presentarlos, básicamente hay un error de escucha. Nosotros partimos de una base, tenemos como referentes a David Belle, el fundador del Parkour en Francia y nos identificamos con lo que conocemos como Vieja escuela –remarca Santiago. Las marcas han hecho mucho daño a la imagen pública de nuestro movimiento, pues plantean y generan unas estructuras competitivas para este deporte cuando nuestra filosofía de base es justamente la contraria. El Parkour no busca medirse con el otro nos dice Pueyo, cada reto personal es decisión de la persona que lo ejecuta y el grupo le apoya o le orienta para poner en valor la seguridad por encima de todo. Es por tanto una disciplina solidaria, no competitiva y sí colaborativa. Posee valores que no son exclusivos del movimiento pero que los adopta como base de su filosofía. Con respecto a la imagen que las marcas han ido generando y la prensa, nos comenta Pablo “que la marca sea difusor pero no perversor del movimiento”. Madrid Arte del desplazamiento nació precisamente para dar una voz y una identidad a un deporte que reclama su lugar. Que pongamos en valor la filosofía y los principios sobre los que se sustentan pues aportan a una sociedad y a una juventud rasgos de compañerismo, solidaridad, trabajo en grupo, integración, colaboración..., todos ellos valores fundamentales para la construcción de personas y sociedades sanas. Ante la pregunta última sobre las perspectivas laborales de este deporte cara al futuro, una respuesta contundente “Si no nos dan un Gim como nos van a dar un sueldo”.
Francisco Brives
Madridartedeldesplazamiento • madridadd@gmail.com